Las posibilidades de impacto ya eran nulas, pero los investigadores analizaron datos del Telescopio Espacial James Webb y sumaron evidencia concluyente.

A comienzos de año, la posibilidad del 1% de impacto del Asteroide 2024 YR4 en la Tierra pronosticado para 2032 alertó la comunidad mundial. El alivio llegó en febrero, cuando la NASA redujo a 0 las chances de un choque violento.

Estos últimos días aparecieron las evidencias concluyentes sobre el tema. Andy Rivkin, Director Principal del programa Tiempo Discrecional del telecopio Webb, terminó de completar la información.

“Descubrimos que la rapidez de calentamiento y enfriamiento de 2024 YR4, y su temperatura a su distancia actual del Sol, no se asemejan a las observadas en asteroides más grandes. Creemos que esto probablemente se deba a una combinación de su rápida rotación y la ausencia de arena fina en su superficie”, expresó el investigador.

El Director del programa que busca estudiar las características del asteroide explicó en un paper que, aunque aún faltan datos, el cuerpo celeste tendría una superficie dominada por rocas del tamaño de un puño o incluso mayores.

Uno de los objetivos era medir al asteoride 2024 YR4. Gracias a las observaciones del James Webb, los investigadores calcularon unos 60 metros. “Eso equivale aproximadamente a la altura de un edificio de 15 pisos” comparó Rivkin en una entrevista.

Siguiendo al Asteroide 2024 YR4

Descubierto a fines del año pasado, la existencia de este objeto sirivió para ejercitar los sistemas de defensa planetaria. Al 23 de febrero de 2025, los datos indicaban que 2024 YR4 tenía una probabilidad de 1 en 26,000 (0.0039%) de chocar con la Tierra el 22 de diciembre de 2032.

Sin embargo, los último modelos de cálculos realizados por los expertos del Centro para Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, habían reducido la probabilidad de una catástrofe global a cero: el rango de posibles ubicaciones en las que podría estar el asteroide 2024 YR4 el 22 de diciembre de 2032 se ha alejado de la órbita de nuestro planeta.

“Las observaciones realizadas con el telescopio más potente del que disponemos actualmente son invaluables. Comprender las mejores maneras de utilizarlo y cómo aprovechar al máximo sus datos es algo que podemos hacer ahora con 2024 YR4. Esto nos ayudará a determinar el mejor enfoque a utilizar durante un programa de observación más urgente en caso de que otro asteroide represente una amenaza potencial de impacto en el futuro”, concluyó Rivkin.

La basura espacial es otro tema que también preocupa a la comunidad internacional.

Con los datos brindados por el James Webb, la calma ha sido confirmada para el planeta Tierra. Para la tranquilidad de los desconfiados, existe el proyecto DART, que ya probó ser efectivo en su misión de modificar la trayectoria de un asteroide.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *