Construir un sistema de transporte totalmente reutilizable, capaz de transportar tripulación y carga a la órbita terrestre. Regresar a la Luna, viajar a Marte y más allá. Esos son los objetivos primordiales de la compañía de Elon Musk, SpaceX. 

Para cumplir con el plan, crearon al cohete más poderoso construido hasta el momento: Starship. Por supuesto que estas cosas no se dan de un día para el otro y se trata de un trabajo que lleva décadas y vidas enteras de pura dedicación.

Cada lanzamiento de prueba de esta super nave espacial está valuado en unos 10 millones de dólares estadounidenses: “La tercera prueba de vuelo tiene como objetivo aprovechar lo que hemos aprendido de vuelos anteriores mientras intentamos una serie de objetivos ambiciosos”, explican desde SpaceX.

El año pasado Starship tuvo dos lanzamientos, el primero fue el 20 de abril, en el cual explotó en el aire antes de la fase de separación y el segundo fue el 18 de noviembre. Esa vez, la etapa superior se separó con éxito pero el propulsor Super Heavy explotó.​ 

Esta vez se experimentará una nueva ruta que permitirá probar el primer reinicio de motores Raptor en el espacio para maximizar la seguridad pública y el reingreso controlado a un amerizaje en el Océano índico. 

Otros objetivos del tercer intento incluyen el ascenso exitoso de ambas etapas, abrir y cerrar la puerta de carga útil de Starship y una demostración de transferencia de propulsor durante la fase costera de la etapa superior. 

El vuelo está planificado para el 14 de marzo y aún debe ser aprobado por las autoridades gubernamentales. Desde SpaceX advierten que el cronograma puede cambiar dado que se trata de un testeo. 

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